El retorno silente de la tortuga Carey

tortuga carey
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La tortuga Carey (Eretmochelys imbricata) es una de las especies más amenazadas del planeta. Reconocida por su hermoso caparazón con patrones color ámbar, esta tortuga marina no solo desempeña un rol vital en los ecosistemas coralinos, sino que también ha sido víctima de siglos de caza indiscriminada. Aunque su presencia en Chile es escasa y poco conocida, existen registros esporádicos que reafirman su paso por nuestras costas como parte de sus amplias rutas migratorias. En este artículo exploraremos su comportamiento reproductivo, alimentación, migraciones, presencia en aguas chilenas y las amenazas que enfrenta.

Comportamiento reproductivo: un viaje hacia el origen
La tortuga carey se reproduce en playas tropicales y subtropicales, principalmente en el Caribe, el sudeste asiático y algunas islas del océano Índico. Al alcanzar la madurez —que puede tardar entre 20 y 30 años— las hembras regresan a la misma playa donde nacieron para anidar. Allí excavan un nido en la arena y depositan entre 100 y 150 huevos por temporada, repitiendo el proceso varias veces durante el verano.
La incubación dura alrededor de 60 días. Las crías, guiadas por la luz natural, emergen del nido y se dirigen al mar, donde comienza su etapa más vulnerable. A partir de allí, inician un viaje errante y solitario que durará años antes de alcanzar la edad adulta. Esta fidelidad a su lugar de nacimiento hace que la pérdida de sitios de anidación tenga un impacto devastador en la población global de la especie.

Alimentación: el limpiador de arrecifes
La dieta de la tortuga carey está compuesta principalmente por esponjas marinas, aunque también consume anémonas, medusas y algas. A diferencia de otras tortugas marinas, su pico estrecho y curvado está perfectamente adaptado para hurgar en los recovecos de los arrecifes coralinos.
Gracias a su preferencia por las esponjas, que pueden ser tóxicas para otros animales marinos, esta especie ayuda a controlar su proliferación, permitiendo que los corales se desarrollen con mayor facilidad. De esta forma, la tortuga carey no solo se alimenta, sino que mantiene el equilibrio del ecosistema donde vive.

Rutas migratorias: miles de kilómetros por sobrevivir
La tortuga carey es una gran viajera. Recorre miles de kilómetros entre sus áreas de alimentación y reproducción. Estas rutas, trazadas a lo largo de océanos enteros, se repiten generación tras generación. Utiliza señales magnéticas, corrientes marinas y la temperatura del agua para orientarse, aunque gran parte de sus desplazamientos sigue siendo un misterio para la ciencia.
Investigaciones mediante rastreo satelital han permitido mapear algunas de sus migraciones, revelando trayectos que cruzan el Atlántico y el Pacífico. Es común que una misma tortuga pase por aguas de varias naciones durante su vida, lo que hace imprescindible la cooperación internacional para su protección.

¿Existe la tortuga carey en Chile?
Aunque su distribución principal está en aguas tropicales, existen registros aislados de tortuga carey en el norte de Chile, principalmente en las regiones de Arica y Parinacota, y Tarapacá. Estos avistamientos son poco frecuentes y se cree que corresponden a ejemplares juveniles en tránsito.
La presencia de esta especie en aguas chilenas refuerza la idea de que nuestras costas forman parte de las rutas migratorias de numerosas especies marinas. También abre la puerta a investigaciones que podrían revelar un papel más importante del que hasta ahora se ha documentado.

Riesgos: una especie al borde del colapso
La tortuga carey enfrenta múltiples amenazas. La más grave es la caza para obtener su caparazón, utilizado históricamente en la fabricación de peines, gafas, joyas y objetos decorativos. Aunque el comercio internacional está prohibido por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), el tráfico ilegal persiste en varios países.
A esto se suma la pérdida de hábitat por desarrollo costero, la contaminación marina (en especial los plásticos), la pesca incidental y el cambio climático, que altera la temperatura de los nidos —factor que influye directamente en el sexo de las crías—. Estos riesgos han llevado a que la especie sea clasificada como "En Peligro Crítico" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Un llamado a la protección
Proteger a la tortuga carey implica conservar playas de anidación, frenar el comercio ilegal y reducir la contaminación en los océanos. También requiere investigación científica, educación ambiental y cooperación entre países. Cada ejemplar cuenta. Y aunque su presencia en Chile sea esporádica, nuestro territorio también puede ser refugio y paso para esta especie que ha surcado los mares durante millones de años.

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