¿Podemos terminar con los fuegos artificiales y su dañino efecto en los animales?

Ya existen alternativas para remplazar la ancestral costumbre de lanzar pirotecnia en las fiestas de fin de año y con esto los efectos estresantes en las mascotas

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Los humanos son animales de costumbre, quizá por esto se aferran a mantener tradiciones que está demostrado, afectan en diferentes grados a la mitad de las mascotas de las zonas urbanas. En la búsqueda de evolucionar hacia prácticas con igual impacto visual, pero más armoniosas con el medio ambiente, están surgiendo alternativas.

Una de ellas es el show de drones que inundan el espacio con colores moviéndose coordinadamente para generar efectos de luz y figuras en el cielo en forma plana y 3D. Una tecnología creada en Asia, pero que se ha ido extendiendo por todo el planeta. Otra alternativa son los fuegos artificiales “orgánicos”, una mezcla de luz y pompas biodegradables -similares en aspecto a las de jabón- movidas por el viento, al que se le suma una iluminación diseñada que genera un efecto similar al de cientos de luciérnagas en el espacio.

En relación con el uso de fuegos artificiales por particulares, requiere simplemente que se aplique la ley 19680 que prohíbe la fabricación, importación, comercialización, distribución, venta, entrega a cualquier título y uso de fuegos artificiales, artículos pirotécnicos y otros artefactos de similar naturaleza, sus piezas o partes. Una norma que hasta el momento es letra muerta.

Un ensayo realizado por la universidad de Bristol concluye que la mitad de los perros urbanos sufre algún síntoma provocado por las explosiones y los perros mayores son más propensos al estrés. También destaca que los estímulos que se producen de manera impredecible, intermitente y de alta intensidad, tales como fuegos artificiales, son más propensos a inducir una fobia que los que ocurren a una menor intensidad o con mayor frecuencia y previsibilidad

Los animales entran en un estado de estrés que se traduce en cambios como el aumento de las frecuencias cardiacas y respiratorias. En algunos casos se presenta salivación, temblores. Y en casos más extremos, los animales se descontrolan y tienden a huir. Las clínicas veterinarias reciben, durante la noche de Año Nuevo, gran cantidad de pacientes con traumatismo por caídas y atropellos.