14 de mayo de 2025

Foto: Jaime Pizarro
Un grupo de científicos chilenos y argentinos reveló que el norte del país alberga nueve especies desconocidas de solífugos, depredadores nocturnos esenciales para los ecosistemas.
Chile esconde un tesoro de biodiversidad
El desierto, las montañas y las dunas de Chile esconden criaturas que el mundo apenas comienza a conocer. Después de más de 15 años de trabajo en terreno, un equipo de investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y de la Universidad de La Serena, junto a colegas argentinos, anunció un hallazgo sorprendente: nueve nuevas especies de solífugos, un grupo de arácnidos nocturnos que habitan exclusivamente en nuestro país.
La investigación, liderada por Jaime Pizarro, investigador del IEB y del Laboratorio de Entomología Ecológica de la Universidad de La Serena avistó estos pequeños depredadores, que pueden recordar a las arañas por sus ocho patas, no producen seda ni tienen veneno. Son cazadores rápidos e inofensivos para los humanos, pero cumplen un rol vital en el equilibrio natural: regulan poblaciones de insectos y sirven de alimento a aves, lagartos y mamíferos. Se trata de verdaderos engranajes invisibles de los ecosistemas áridos y semiáridos del norte chileno.
La biodiversidad bajo amenaza
El estudio, publicado en la revista Plos One, representa un aumento del 70% en el número de solífugos conocidos en Chile, todos del género Pseudocleobis, exclusivo de nuestro país. Las nuevas especies, como Pseudocleobis elongatus y P. atacamensis, fueron encontradas en más de 50 localidades, desde Arica hasta el Biobío. El hallazgo es un llamado de atención sobre cuánto desconocemos de nuestra propia fauna: se estima que en Chile aún falta por describir al menos un 40% de los artrópodos.
Pero este tesoro biológico enfrenta múltiples amenazas. La minería, el cambio de uso de suelo, el tráfico ilegal de especies y la pérdida de expertos taxónomos están poniendo en riesgo a estas especies antes de que podamos siquiera comprender su importancia.
¿Por qué proteger lo que no vemos?
Hablar de solífugos puede parecer anecdótico, pero en realidad es un ejemplo poderoso de por qué la diversidad importa. Cada especie cumple una función única en el entramado natural. Proteger la biodiversidad no es solo conservar animales llamativos: es cuidar el delicado equilibrio que sostiene la vida, desde los desiertos más áridos hasta las dunas costeras que parecen vacías a simple vista.
En tiempos de crisis ambiental, descubrir, nombrar y proteger a estas pequeñas criaturas es un acto de responsabilidad científica y cultural. Porque no se puede conservar lo que no se conoce.
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