5 de abril 2022
El gato andino chileno ocupa las zonas altiplánicas de las Regiones de Arica, Parinacota y Antofagasta. Se desplaza por terrenos rocosos y escarpados, en áreas áridas, matorrales y estepas vinculados a paisajes de bofedal y vegas andinas. Las condiciones climáticas son extremas con temperaturas muy bajas, grandes variaciones térmicas diarias y pocas precipitaciones
Son varias las amenazas que existen sobre esta especie considerada en Peligro tanto en Chile como en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La pérdida de su hábitat, la disminución de sus presas producto de la deforestación, la caza ilegal, la extracción de agua para actividades mineras, figuran entre ellas.
Su espacio es similar al territorio habitado por sus principales presas, la chinchilla de cola corta y la vizcacha, que suman el 44 % de su dieta. Su alimento está basado en roedores pequeños y medianos, en menor medida degusta aves, huevos y reptiles.
Tranquilo y tolerante con la cercanía de observadores humanos, comparte territorio con el gato colocolo. Sin embargo, al encontrarse frente al zorro chilla (Lycalopex griseus) reacciona agresivamente erizando los pelos del lomo.
El gato andino se ha dejado ver mayoritariamente durante el día, sin embargo, el radio rastreo reporta que su vida es nocturna. El 37,6 % de su tiempo está activo por la noche, el 34,4 % durante el crepúsculo y solo el 28 % durante el día. Su hogar abarca 65.5 kilómetros cuadrados.
Se cree que el gato andino chileno es una especie solitaria, pero se puede ver con parejas durante la temporada de apareamiento y después con sus crías. En Chile Prácticamente no existe información acerca de su ciclo reproductivo e historia de vida. Los nacimientos podrían darse entre octubre y abril, dando a luz alrededor de 2 crías por camada.